EL JUEGO EN DONDE EL CONSUMIDOR ES LA VÍCTIMA 

La mayoría de ocasiones, los consumidores se convierten en víctimas de los gobiernos y los dueños de las empresas.  Entre las pésimas leyes creadas por los gobiernos, en donde los funcionarios buscan controlar la vida de las personas y algunos empresarios que buscan sus beneficios propios, allí se encuentra el consumidor, quien termina siendo víctima pagando los platos rotos en este juego.

Tanto los empresarios inescrupulosos como los funcionarios corruptos llegan a condiciones perversas que traerán enormes beneficios a unos pocos y harán que quienes trabajan arduamente cada día terminen pagando por esos beneficios.

Muchos empresarios la mayoría de veces tienden a ampararse en una supuesta libertad de mercado y la defensa y generación de empleo, cuando en realidad lo único que buscan es proteger y multiplicar sus ganancias. Las prácticas de muchos empresarios son bastante dudosas pues se dedican a limitar la competencia, crear monopolios, acceso exclusivo de las empresas a tecnologías, logrando quedarse con la mayor parte de las riquezas, maximizando los beneficios para unos pocos.

Cabe preguntarse entonces ¿el regulador de este tipo de actividades nos protege? La respuesta lamentable es no, pues mientras más regulaciones existan, peor es la situación de las personas puesto que se promoverán nuevas iniciativas.

Esto todo un negocio de corrupción puesto que se cierran caminos de tránsito de mercancías a otros oferentes, transacción de dinero a cambio de la eliminación o disminución de sanciones, cargando este dinero al precio del producto y en consecuencia el consumidor es quien terminará pagando estos negocios.

Las consecuencias de estas irregularidades, se ven reflejadas en reducción de empleo, deterioro de servicios, empobrecimiento, falta de opciones para consumidores, profesionales y trabajadores.

Para contrarrestar esto el mecanismo para la defensa sería la presión social, la defensa de la libre competencia, exigir calidad y por supuesto exigir transparencia. Para ello es importante involucrarse, ser más crítico, menos crédulo, cambiar los hábitos de consumo, denunciar prácticas nada éticas.

Fuente: Economía & Negocios

   
   
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